viernes, 14 de octubre de 2011

Cuando llegue Septiembre

Susurros que el viento se deja robar
ya sin tesón,
sin ningún recelo,
junto a voces
que andan por senderos a olvidar
con nostalgia
aunque lejos del pesar.
Sin poder reaccionar,
veo que la vida vuela
pido que tu imagen vuelva, vuele y de la vuelta.
Es entonces cuando estalla en mil pedazos
y en la madrugada de mi locura,
me pierdo en tus trazos.

Ya es tarde; ella yace ante mi,
azabache su pelo,
noche sin estrellas su mirar.
Extiende sus manos y se posa en mí,
grácil, fría; adalid por descubrir.
Dulce bálsamo envenenado que bebería hasta morir.

Ahora,
su voz no es más que un rumor,
un hilo que entreteje mi destino,
desnudando los andares
que me han traido hasta aquí.
Fiero rastro de ilusiones 
que ha tiempo dejé atrás;
Y un anhelo: abrásame con tus labios
y arrópame con tu piel
mírame como a un ladrón,
un ladrón en tu atalaya
con el viento a su favor
que extasiado te despoja de tu fe
con un clamor.

Bella sombra del ayer,
mi crepúsculo de amor.

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